PALABRAS DE UN KAWESQAR DE ISLA DAWSON EN 1889

domingo, 26 de agosto de 2007

Exhortación de Capitán Antonio, Kawésqar, para el asalto fatal a la misión de San Rafael, Isla Dawson, en 1889.

"Queremos ser libres. Queremos ser dueños de estar aquí o salir cuando se nos antoje, sin tener que pedir permiso a nadie.

Nuestros son estos campos, las islas y los canales que nos vieron nacer; nuestros son, porque nuestros antepasados aquí también nacieron y vivieron dejándonoslos en herencia.

Los coipos y las nutrias que pueblan los tortuosos ríos y canales, así como los lobos, los peces y ballenas que nadan libremente por sus anchas y alborotadas aguas, todos nos pertenecen y queremos poder pescarlos y utilizarlos a nuestro albedrío siempre, dónde y cuándo nos convenga.

Sí, estos mares y bahías y canales, con todos los sectores que en ellos se mueven, son nuestros, no menos que estas tierras e islas, montañas y llanuras, selvas y praderas con todas sus aves y animales.

Todo es nuestro y de ello debemos servirnos en la forma que nos dé la gana, ya cazando con certeros certeros arcos y agudas flechas, ya con nuestras nervudas redes y fuertes arpones o de cualquier otro modo que nuestra industria los procure poseer.

Es nuestro todo lo que nos rodea, lo que pisamos y lo que vemos arriba de nosotros.

Ahora bien. ¿quines son los que nos impiden que nos adueñemos?¿quiénes los que coartan nuestra libre, independiente y soberana voluntad?¿quién nos podrá mandar salir de aquí no queriéndolo nosotros e impedir que nos quedemos, si a nosotros nos gusta quedarnos? ¿quién…!quien sino estos extranjeros que, vistiendo negros y largos vestidos, se llaman misioneros y no son más que unos intrusos que codician nuestros mares y tierras, que, con el pretexto de civilizarnos, han venido de sus lejanos países para hacernos esclavos o para echarnos de aquí apoderándose de los campos y montes que son, fueron y deben ser siempre nuestros y de nuestros hijos! ¿seremos nosotros tan necios y cobardes que dejemos en sus manos nuestra libertad y la de nuestros hijos y mujeres?

¡No, no!, queremos ser libres, independientes, soberanos, y esto lo quiero yo y os impongo y mando a vosotros. Desgraciado de aquel que a mi voluntad se oponga, porque le costaría la vida…

Las circunstancias nos favorecen. Los misioneros, confiados en nosotros, se han ido la mayor parte y aquí no quedan más que dos. Les cortamos la cabeza con un golpe de hacha o de cuchillo y en seguida saquearemos la casa tomándonos lo que creamos conveniente de ropas y manjares y daremos fuego a lo demás, marchándonos contentos y satisfechos de habernos vengado…

Cuando vuelvan los otros y vean que sus casas y cosas no son más que un montón de cenizas y escombros, se marcharán dejándonos completamente libres."

(relato de las memorias del P.D: José María Beauvoir, salesiano)

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